Conversación con la fotógrafa
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MANUELA LORENTE
¿ES USTED QUIEN CREO QUE ES?
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MODERADA POR JIMENA MARCOS (EL PAÍS) Centro José Guerrero Jueves 17 de octubre de 2024 a las 19 h Organizan: Centro José Guerrero. Diputación de Granada y Granada Film Fest. 30º Festival de Jóvenes Realizadores Entrada libre hasta completar el aforo
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¿Es usted quien creo que es? es un proyecto fotográfico de Manuela Lorente (Madrid, 1991) compuesto por seis historias que tienen lugar en la ciudad de Madrid. Son relatos inconexos entre sí, donde intervienen el humor, lo disparatado, lo absurdo, lo excéntrico, lo cotidiano y lo no tan cotidiano. Están contados con un tono desenfadado y en clave de humor, y entran en juego el costumbrismo, las relaciones personales, la cultura popular, la tradición y la identidad de la ciudad: «Estos relatos nacen de una colección de imágenes que son fruto de mi curiosidad por la vida de la calle y surgen de forma espontánea y casual. Son las imágenes ya tomadas en las calles las que inspiran posteriormente los relatos, mediante una combinación que da lugar a unas historias que fluyen entre la excentricidad y la picaresca. Una caricatura sobre el mundo cotidiano que nos rodea y lo inadvertida que pasan sus infinitas historias».
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Especial 40 Pinturas en Busca de Voz
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DECIR LA PINTURA DE GUERRERO
DECIR BLACK FOLLOWERS
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JESÚS ZURITA Y JAVIER SÁNCHEZ MARTÍNEZ Centro José Guerrero Días 22, 23 y 24 de octubre de 2024 a las 19:30 h Organiza: Centro José Guerrero. Diputación de Granada Entrada libre hasta completar el aforo
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Para la próxima edición del ciclo de conferencias «Cuarenta pinturas en busca de voz», que alcanza ya su trigésimo primera pintura, el artista Jesús Zurita (Ceuta, 1974) y el comisario y crítico de arte Javier Sánchez Martínez (Madrid, 1982) proponen una suerte de experimento discursivo: dedicarán tres sesiones a un solo y único cuadro, Black Followers (1954). Los encuentros tendrán lugar en tres días consecutivos, a la manera de un seminario, y abordarán lo que denominan «el propio decir pictórico de la obra»: «El objetivo de estas charlas es estar con el propio cuadro, mirarlo en detalle y hablar de él, especular sobre lo que allí ocurre, sobre las posibilidades que nos ofrece su compañía y sobre cómo, en cierto modo, el comportamiento de la pintura condiciona nuestro estar en el mundo. Se trata, en definitiva, de cuestionar las lecturas tradicionales acerca de qué es y qué significa un cuadro y proponer, en cambio, una lectura basada en lo qué está siendo y cómo cambia con nosotros.
A lo largo de los años hemos elaborado una serie de herramientas discursivas específicas a partir de nuestra experiencia en la práctica pictórica, el comisariado de exposiciones y la escritura crítica, respectivamente. A lo largo de estas tres jornadas nos gustaría poner a prueba estas herramientas en directo con Black Followers y, sobre todo, compartirlas con el público. La idea principal es que mediante su uso podamos descubrir no solo nuevos aspectos de la obra, sino también de la propia herramienta y de quien la usa, pues la aspiración a una deseable objetividad no es más que una disposición ordenada y consensuada de las más variadas intimidades.
Nuestra intención es concretar al máximo, señalando el cuadro y argumentando el señalamiento para permitirnos especular y experimentar con la pintura de José Guerrero y, sobre todo, compartirlo con el público para transformar, revocar o legitimar todo aquello que decimos acerca de un cuadro».
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Centro José Guerrero Hasta el 1 de enero de 2025 Comisario: Carlos Martín Organiza: Centro José Guerrero. Diputación de Granada Colabora: Centro Andaluz de la Fotografía. Junta de Andalucía
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Este curso hemos iniciado la temporada de exposiciones con una muestra del proyecto en el que David Jiménez viene trabajando desde 2016 en torno a la ciudad de Roma, en el que el fotógrafo aplica a la ciudad su indagación acerca de las relaciones invisibles que operan secretamente en todo aquello que es, en apariencia, inmediato y reconocible. Los estratos que forman ROMA son más numerosos de los que suscita, en una lectura superficial, la literalidad de sus modelos arqueológicos o de los restos de la cultura material en general, pues hay en ellos un proceso de descontextualización y de reordenación no demasiado alejado del que actúa en cualquier museo, que debe hacer convivir, al exponer sus fondos, a extraños compañeros de sala.
El proceso creativo de Jiménez confía ante todo en el resultado de la combinación de fotografías más que en la imagen individual. El modo en que unas se acompañan a otras y alteran sus respectivos significados está en la base de un método de trabajo en el que priman la disgregación, la agregación, la recomposición y, sobre todo, la búsqueda simultánea de la armonía y la disonancia, de la discordancia y la consonancia. Anida en ROMA el deseo inalcanzable de restablecer una continuidad perdida en algún punto de la historia o en alguna oquedad de la memoria personal. Pues para el fotógrafo nada existe por sí mismo, sino sólo en relación con todo lo demás.
La sala de la planta baja está ocupada por una instalación en vídeo que supone toda una declaración de intenciones del trabajo de David Jiménez. Sus imágenes se presentan de manera desnuda, en dos conjuntos que recogen, a distintos ritmos, sendas líneas de trabajo: en uno de ellos, creemos asistir al deambular del fotógrafo por la ciudad, pero en un recorrido discontinuo, cargado de elipsis, detenciones y aceleraciones. Al estar formado por fotografías compactadas en un vídeo, éste trae a la memoria el cine amateur, el metraje encontrado que nos narra un viaje de un modo fragmentario y misterioso, incompleto. Y es precisamente ese enigma el que se acentúa en el segundo vídeo, que en unos puntos se acompasa con el primero, en otros se independiza, como si las imágenes quisieran unirse pero también disgregarse.
En la planta primera se presenta un conjunto de fotografías distribuidas en dos líneas paralelas incompletas; unas ocupan la pared mientras otras se apoyan en un zócalo sobre el suelo, algo que recuerda los spolia, elementos arqueológicos reutilizados en ulteriores construcciones o que pueblan hoy patios, jardines y zonas exteriores de museos. La combinación sugiere la doble naturaleza material y evanescente de la fotografía de David Jiménez, acentuada por las relaciones entre unas piezas y otras, que se complementan o divergen, se contradicen o se completan. Aquí se presenta además un conjunto de obras de menores dimensiones en el que reverbera la imagen de un puzle incompleto, de una ruina a la que faltan piezas, así como un mural que remite al proceso de trabajo de David Jiménez: impresiones a pequeño formato con las que trabaja manualmente, testimonio del meticuloso proceso que ha dado lugar a esta exposición.
En la planta segunda nos encontramos con un ritmo muy distinto; se diría que se aspira a una cierta ordenación de las piezas, con imágenes aún más descontextualizadas y donde se acentúa el nuevo contexto que crean unas para otras, así como lo que interesa al fotógrafo del arte del pasado: no su literalidad sino aquello que pasa desapercibido, heridas del tiempo y gestos que alteran su significado a través del encuadre de la cámara y del diálogo con otras imágenes.
Como conclusión, David Jiménez invita a pensar en el modo en que los restos del discurso, de la cultura, anidan en todas partes, pero en ningún lugar como en Roma se activan de un modo tan automático ni brindan asociaciones tan sobrecargadas de significado. La extraña y sorprendente convivencia de estratos, velocidad, vitalidad y pasado se quintaesencia así a través del lenguaje fotográfico, forzado hasta sus últimas consecuencias, entendido como un territorio cargado de posibilidad. Carlos Martín
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