En 2012 se celebra el centenario de John Cage y el 50 aniversario de fluxus, y para conmemorarlo el Centro José Guerrero ha decidido celebrar ambas efemérides conjuntamente con un particular homenaje que es a la vez una panorámica por el arte más atrevido del siglo XX desde un punto de vista poco común y toda una fiesta.

La trascendencia de John Cage para el arte de la segunda mitad del siglo XX cada vez está más asentada historiográficamente. Recientemente se han podido ver en España importantes exposiciones dedicadas a él, como las del MACBA y el EACC. Sin embargo, la segunda estaba dedicada exclusivamente a la obra estrictamente musical del norteamericano, y aunque en la primera, además de exponer algunas obras que desbordaban ya su disciplina de partida se mostraban piezas de artistas que influyeron en Cage y de artistas que podemos considerar como discípulos, estaba dedicada exclusivamente a Cage. Música y acción, en cambio, aunque le reserva al autor un papel importante en el relato, lo presenta como uno más.

Hay gente que dice: “Si la música es tan fácil de escribir, yo podría hacerlo”. Creo que podrían, pero no lo hacen. Encuentro la declaración del propio Feldman [Morton] más positiva. Volvíamos en coche de algún lugar en Nueva Inglaterra donde se había celebrado un concierto. Es un hombre grande y se queda dormido con facilidad. Tras un profundo sueño, se despertó y dijo: “Ahora que las cosas son tan simples, hay mucho que hacer”. Y volvió a dormirse.
John Cage

Música y acción es una exposición en la que se muestra e interpreta la música en un espacio museístico. A través de un recorrido que comienza a finales del siglo XIX y concluye en los años setenta, se pretende establecer un ámbito de reflexión en torno al acto creativo surgido de la incorporación de la acción sonora como nuevo medio de expresión.

 

Se exponen partituras, objetos, instalaciones, vídeos y fotografía, y varias veces a la semana, en el propio espacio de exposición, un grupo de intérpretes ejecuta algunas de las piezas. El público que en esos momentos deambule por las salas puede escucharlas, pasar de largo, participar o llevarse determinadas partituras para una posible ejecución en la calle o en su domicilio. Esta forma de presentar la música rompe con la idea del concierto único, permitiendo la entrada del azar y la sorpresa como parte de su desarrollo. La ejecución de las piezas subraya que su interpretación es tan importante como las partituras sobre la pared. La actuación es una “obra” más. Una obra que suena, que no es sólo un objeto visual, y que para ello requiere de la intervención del intérprete y del público. Las piezas deben ser “tocadas”. George Maciunas señalaba que cualquiera puede interpretar sus obras. Otros artistas, por el contrario, afirman que el público jamás debe participar en una acción por su falta de preparación. Ante la duda, lo mejor es dejar que el público decida. Al paseante, en las exposiciones, se le niega casi todo. Aquí tiene la posibilidad de ensayar/sentir lo que los artistas llamados profesionales proponen. Se trata de un ejercicio práctico, no de hacer “obras de arte”

  • Fechas: 19 octubre de 2012 al 3 marzo de 2013
  • Lugar: Centro José Guerrero
  • Organiza: Centro José Guerrero
  • Comisariado: José Antonio Sarmiento
  • Colabora: Ministerio de Cultura y Goethe-Institut