• Crecientes horizontales
  • 1973
  • Óleo sobre lienzo
  • 214 x 183 cm

En un convento en Granada que se llama las Esclavas, donde de niño nos preparaban para la comunión, tuve mis primeras observaciones de color. De las vidrieras, rayos de luz se reflejaban en las calvas limpias de los adoradores de la Adoración Nocturna. Eran esferas, óvalos verdes, azules, amarillos, violetas, rojos, los pensamientos míos iban siguiendo la evolución de movimiento y color en aquellas calvicies, cansados de toda la noche adorando, y por fin amaneciendo íbamos a misa y los rayos de luz nos iluminaban a todos.

JOSÉ GUERRERO