Primera exposición individual en España de la australiana Narelle Jubelin, afincada desde finales de 1996 en Madrid, donde participó en una de las muestras colectivas más influyentes producida en nuestro país: Cocido y crudo (MNCARS, Madrid, 1994).

En 1990 Narelle Jubelin montó una pequeña instalación titulada Trade Delivers People [El comercio reparte personas] para la sección Aperto de la Bienal de Venecia. El trabajo incluía, entre otras piezas, bordados realizados por la artista, una máscara de Costa de Marfil decorada con monedas del ámbito británico, encaje veneciano para turistas o una pulsera matrimonial de Nueva Guinea hecha con botones de porcelana alemana. Con todos esos referentes se abordaba críticamente la noción de intercambio cultural y las sutiles transformaciones que experimentan los objetos culturales al ser diseminados globalmente.

Como sugiere el título de la exposición, la traducción y el establecimiento deliberado de conexiones tenues pero lúcidas son elementos consustanciales al método y al arte de Jubelin. Ungrammatical Landscape1 [Paisaje agramatical] (título homónimo al de una fotografía en blanco y negro en caja de plexiglass, 15.5 x 9.5 cm. obra de 1968 de Ian Burn) es un diálogo con diversas capas sutilmente equilibrado. Podría decirse que lo que se expone aquí constituye una reflexión sobre las convenciones acumulativas de la exposición y la documentación museística, en la que se evocan conversaciones con otras generaciones de artistas contemporáneos cuya obra constituye una crítica de los valores encarnados por esas mismas convenciones. En el caso específico de Granada, esto entronca con un programa expositivo dedicado a la conservación, el cuidado, la promoción y el análisis crítico del legado dejado por la práctica de uno de tales artistas.

Este paisaje agramatical trata de presentar un movimiento hacia el exterior, hacia otros lugares, al tiempo que crea un viaje espacial hacia el interior mediante el cual se revelan linajes históricos, lingüísticos y estilísticos compartidos. Narelle se mueve con nosotros a través de una serie de atisbos en fuga permanente, con una delicada consideración del diseño real de los espacios expositivos, ofreciendo el testimonio de la naturaleza amplia, geográficamente específica de su búsqueda, que siempre hace hallazgos fortuitos –los diseños aparentemente arbitrarios e imprevistos, inesperados dentro de las circunstancias históricas y, a menudo, de las ambiciones nacionales.