En 1988 la Diputación inició, con más entusiasmo que medios, un conjunto de actuaciones para dotar a Granada de infraestructuras culturales permanentes y rigurosas en relación con las prácticas artísticas actuales. Además de consolidar el uso del Palacio de los Condes de Gabia como espacio expositivo dedicado a lo contemporáneo, puso en marcha un programa destinado a acrecentar su patrimonio artístico. En principio se trataba únicamente, lo cual ya era mucho, de adquirir obras de artistas granadinos que por aquellas fechas no tenían ninguna presencia en colecciones públicas de la ciudad (cuando en cambio ya estaban representados en museos nacionales e internacionales), de modo que las primeras obras adquiridas fueron de José Guerrero, Manuel Rivera y Manuel Ángeles Ortiz. Pero tras esos pasos iniciales era necesario definir los criterios que inspirarían las adquisiciones posteriores.

Se trataba de crear una colección verdaderamente singular, diferente de otras muchas que en el resto del país se iban configurando con diferentes criterios. La Diputación quería una colección temática compuesta por obras que estuvieran relacionadas entre sí y que tuvieran un hilo conductor que las pusiera en comunicación, una colección que tomando Granada como pretexto (su historia, sus mitos, su paisaje, sus personajes, su realidad social, cultural y política, sus contradicciones, sus verdades y también sus mentiras) reflejara y fuera testimonio de la compleja actualidad que vivimos. Como en una biblioteca especializada se recogerían testimonios locales, nacionales e internacionales; narrativa, poesía o ensayo; historia y ficción. Una colección de argumentos que acaso lleguen a cerrarse como relatos diferentes, acaso como capítulos de una novela de la Granada actual.

  • Fechas: 6 de febrero al 11 de mayo de 2003
  • Lugar: Centro José Guerrero
  • Organiza: Centro José Guerrero