XIV CICLO DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA

CENTRO JOSÉ GUERRERO
14, 21 Y 28 DE NOVIEMBRE DE 2016
Organiza: Centro José Guerrero de la Diputación de Granada
Colabora: Asociación de Amigos de la OCG

Entrada gratuita limitada al aforo de la sala

El próximo lunes, 14 de noviembre, se celebrará en el Centro José Guerrero el primer concierto de su ciclo anual de música contemporánea. Este año 2016 el ciclo cumple su décimo cuarta edición y muestra una vez más la vitalidad de un programa bien consolidado que es todo un referente en Andalucía para la difusión de la música de los siglos XX y XXI. Se adjunta el cartel del ciclo completo, con las notas al programa de los tres conciertos.

Lunes 14
20:30 h
EL CHELO DEL SIGLO XX
Arnaud Dupont, violonchelo

TERCERA SUITE PARA VIOLONCHELO SOLO OP. 87 de Benjamin Britten (1913-1976)
MADRIGAL (IN MEMORIAM OLEG KAGAN) de Alfred Schnittke (1934-1998)
SUITE PARA VIOLONCHELO SOLO de Gaspar Cassadó (1897-1966)

Lunes 21
20:30 h
ACCIÓN POÉTICO MUSICAL BAJA EN COLESTEROL
Alberto García Demestres

Lunes 28
20:30 h
MONÓLOGO
Atsuko Nerishii, violín

ÉLÉGIE de Igor Stravinsky (1882-1971)
CHACONA PARA VIOLÍN de Jesús Torres (n. 1965)
AL HOMBRE SOLITARIO QUE ARRASTRA UN VIOLÍN de Juan de Dios García Aguilera (n. 1959)
ZAYIN VI de Francisco Guerrero (1951-1997)

 

Nueva York en fotolibros

28 de octubre de 2016 – 5 de febrero de 2017

CENTRO JOSÉ GUERRERO
Organiza y produce: Centro José Guerrero. Diputación de Granada
Comisario: Horacio Fernández

En estos momentos de crisis y replanteamiento de la industria editorial, ha reaparecido con fuerza el libro compuesto por fotografías, el fotolibro, inventado en los años de entreguerras y protagonista de una rica historia que continúa hasta la actualidad. Los últimos años han sido una edad dorada para los fotolibros, en los que se encuentra lo mejor y más innovador de la fotografía actual. Esta situación ha tenido su reflejo en los museos, que ahora consideran obras decisivas objetos que hasta hace poco se recluían en bibliotecas y centros de documentación. Pero surge un problema a la hora de  presentarlos en público en las salas de exposiciones, donde las fotos ya no pueden mostrarse como objetos autónomos, enmarcados como si fueran cuadros.

La cuestión es: ¿cómo disponer libros en las salas? ¿Cómo llevar el fotolibro a la experiencia del museo? La lectura privada no es la solución en un espacio público. No es posible tener los libros en las manos, pasar sus páginas según el ritmo que cada cual desee, lograr sensaciones como el olor de la tinta o el tacto del papel. Tampoco tiene sentido exponer simplemente los objetos aislados en vitrinas, encerrados y con su contenido inaccesible. Es preciso ensayar nuevos modelos, experimentar sistemas de presentación y lectura de las imágenes y textos que forman conjuntamente secuencias.

Nueva York en fotolibros ensaya, con carácter experimental, un modo de socializar esa lectura privada, tan limitada en el museo. Por un lado expone los objetos originales, y por otro presenta todo su contenido para conseguir mostrar la puesta en página, el diseño, los juegos de escala, los blancos, su montaje en el libro, que es lo que crea una continuidad específica que supera la limitación de la foto aislada.

La historia del fotolibro trabaja sobre estas cuestiones. El comisario de la muestra, Horacio Fernández, es uno de los precursores de esa historia y de sus exposiciones. Nueva York en fotolibros es un nuevo capítulo de este relato.

Recogemos en el Centro José Guerrero una selección que, sin pretensiones canónicas, presenta medio centenar de libros editados en distintos países durante el siglo XX. En ellos Nueva York es el objeto de un sin fin de miradas y  sensibilidades, en una gran variedad de aproximaciones visuales: el reportaje, el documental, la foto viajera, el souvenir del turismo, la arquitectura, la propaganda, el arte conceptual, la cultura de archivo, la combinación de palabra e imagen, la experimentación formal y, sobre todo, la fotografía callejera, protagonista de la mejor historia de la foto en la segunda mitad del siglo XX.

Fotolibros como Changing New York, de Berenice Abbott; Naked City, de Weegee; New York de William Klein; The Sweet Flypaper of Life, de Roy Decarava y Langston Hughes; A Way of Seeing, de Helen Levitt o East 100th Street de Bruce Davidson, entre otros de los que se presentan en nuestras salas, han fascinado a varias generaciones de lectores, coleccionistas y visitantes de exposiciones por la calidad del trabajo de los fotógrafos, pero también de los diseñadores gráficos, escritores, editores y todos los demás que han formado los equipos creadores de los mejores fotolibros, siempre obras colectivas que se aproximan mucho más al cine que a las artes plásticas convencionales.

Algunas de las mejores páginas de los libros escogidos en Nueva York en fotolibros se reproducen en el catálogo de mismo título, editado en colaboración con la editorial RM. En él, cada libro es comentado específicamente por numeroso autores: artistas, coleccionistas, conservadores de museos, curadores, editores, escritores, fotógrafos, historiadores, periodistas, una polifonía que multiplica las perspectivas sobre la ciudad, y que reproduce la propia riqueza cultural y urbana de los libros y la ciudad que los protagoniza.

48 libros con alrededor 8.000 fotografías en blanco y negro y color editados entre 1931 y 2002 en Estados Unidos, Europa y Japón por 50 fotógrafos

(Berenice Abbott , Nobuyoshi Araki , Fernando Arrabal , Anthony Aviles, Cecil Beaton , Werner Bischof, Édouard Boubat, Mario Bucovich , Henri Cartier-Bresson , Don Charles , Bruce Davidson, Roy DeCarava, Raymond Depardon , Claudio Edinger, Walker Evans, Sam Falk , Arno Fischer , Juan Fresán, Eva Fuková, Bruce Gilden, Lewis W. Hine, Evelyn Hofer, Karol Kállay, André Kertész, Keizo Kitajima, William Klein, Victor Laredo, Helen Levitt, Lórinczy György, Danny Lyon, Oriol Maspons, Daido Moriyama, Ugo Mulas, Jon Naar, Nobuo Nakamura, Miloň Novotný, Hasse Persson, Robert Rauschenberg, Thomas Roma, Tana Ross, Kees Scherer, Ken Schles, Marie Šechtlová, Aaron Siskind, Suzanne Szasz, Julio Ubiña, Weegee, Ryan Weideman, Edward M. Weyer, Jan Yoors)

LA COLECCIÓN DEL CENTRO VISTA POR LOS ARTISTAS: JESÚS ZURITA

Jesús Zurita establece un dialogo único con Guerrero a través de grandes murales

La exposición “Raja y grieta. El aire en Guerrero”, inaugurada hoy en el Centro Guerrero de la Diputación, podrá visitarse hasta el 2 de octubre

La Colección del Centro Guerrero se exhibe de nuevo al público hasta el próximo otoño bajo la presentación insólita del artista plástico Jesús Zurita (Ceuta, 1974). El artista, afincado en Granada desde que era estudiante en la Facultad de Bellas Artes, establece un particular diálogo entre su propia obra, compuesta en su mayor parte por grandes murales pintados para esta exposición, con una singular muestra de la obra de José Guerrero, con la cual compone a su vez grandes murales que generan encuentros plásticos insólitos.

La diputada provincial de Cultura y Memoria Histórica y Democrática, Fátima Gómez, ha señalado durante la presentación que esta exposición es la segunda muestra, tras la de José Piñar “Detrás de la línea, por favor” de una serie titulada “La Colección del Centro vista por los artistas” en la que jóvenes artistas locales dialogan con la obra de José Guerrero y revitalizan de esta forma la Colección del Centro Guerrero, dependiente de la Diputación de Granada. Gómez ha recordado que José Guerrero se caracterizó siempre por ayudar a los jóvenes artistas de las nuevas generaciones.

La concejal de Cultura del Ayuntamiento de Granada, María de Leyva, ha destacado que “el Centro Guerrero es uno de los espacios más importantes de la cultura granadina y que el consistorio presta su colaboración en este ciclo al tratarse de “un juego de espejos entre el artista consagrado y el artista joven”.

El director del Centro Guerrero, Francisco Baena, ha recordado que la exposición supone  “el broche de la relación de Jesús Zurita con José Guerrero y con el propio Centro, que se remonta a una exposición colectiva en 1999, pasa por su colaboración en la muestra “El efecto Guerrero” en 2006, junto a Simón Zabell y despunta en el ciclo de conferencias “Cuarenta pinturas en busca de voz” en 2014.

Por su parte, Jesús Zurita ha reconocido su importante vínculo con el museo, primero como visitante y montador de exposiciones y luego por su amistad personal con el arquitecto responsable del Centro, Antonio Jiménez Torrecillas. Zurita ha justificado la creación de grandes murales en su voluntad de vincular al espectador espacial y emocionalmente en ese diálogo artístico con José Guerrero, el ambiente, el aire, aquello que vincula la obra con la experiencia del espectador. La exposición es, en definitiva, una singular ascensión por el museo a través de sus cuatro plantas”.

Pintura en voz baja. Ecos de Giorgio Morandi en el arte español

Exposición

PINTURA EN VOZ BAJA

Ecos de Giorgio Morandi en el arte español

7 de abril – 19 de junio de 2016

CENTRO JOSÉ GUERRERO

Organiza

Centro José Guerrero Diputación de Granada

Colabora

Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

Comisario

Pedro Morales Elipe

LA OBRA DE GIORGIO MORANDI (Bolonia, 1890-1964) se asienta en el cuestionamiento continuo de lo real aunque, paradójicamente, de lo real extraiga sus motivos. Quizá se deba a la atención detenida que le dedica, a su mirada lenta, de la que se deriva una obra singular que bloquea el recurso de la descripción, el comentario ligero y cualquier atribución de orden simbólico. Pintura en voz baja explora la recepción de Morandi en nuestro país. Su voz susurrante se instala en una verdadera poética del silencio que ha concitado afectos en sensibilidades de la mayor diversidad y riqueza, a lo largo de varias generaciones de artistas.

Aquí se reúnen algunos de ellos. Aunque prevalece la pintura, hay también obras que transitan el espacio, que abordan el objeto o que enuncian narrativas audiovisuales. En total, veintitrés miradas distintas, pero complementarias, que abarcan casi todo el siglo XX y los inicios del XXI. Además de la de Giorgio Morandi, las de Juan Manuel Díaz-Caneja, Gerardo Rueda, Joan Hernández Pijuan, Cristino de Vera, Carmen Laffón, Alfredo Alcaín, Gerardo Delgado, Fernando Almela, Antoni Llena, Ángel Bados, Juan José Aquerreta, Joan Cardells, Marcelo Fuentes, Miguel Galano, Jaime Lorente, Javier Codesal, Nati Bermejo, Jorge García Pfretzschner, Santiago Mayo, Pedro Morales Elipe, Teresa Moro, Fernando Martín Godoy y José Miguel Pereñíguez.

NUEVA WEB DEL CENTRO JOSÉ GUERRERO

Estrenamos web.

Sergio Larrain: Vagabundeos

Exposición

Sergio Larrain: Vagabundeos

21 de enero – 27 de marzo de 2016

CENTRO JOSÉ GUERRERO

Organiza
Centro José Guerrero. Diputación de Granada

Comisaria
Agnès Sire

Este proyecto, realizado en colaboración con Magnum Photos y la Fundación Henri Cartier-Bresson, cuenta con el apoyo de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile a través de DIRAC.

 

La buena fotografía nace de un estado de gracia

SERGIO LARRAIN

La del vagabundeo es quizá la poética con la que el arte entró en la modernidad. Baudelaire y Benjamin valoraron en ella la observación atenta y cabal de la ciudad, la confluencia de los ritmos urbanos y el cuerpo del paseante (la mirada alerta, la escucha). También Sergio Larrain elogió (y eligió) esa actitud. Fue fotógrafo por el placer del vagabundeo, por el deseo profundo de estar en el mundo y por la pureza del gesto. Y sin embargo, pasó gran parte de su vida retirado, practicando yoga y meditación, escribiendo y dibujando. Entre esos dos extremos brilla la estela de su paso por el mundo, intensa como la de una estrella fugaz.

Hijo de una familia de la alta burguesía chilena, Sergio Larrain (1931-2012) se alejó muy pronto del ambiente mundano que se respiraba en casa de su padre, conocido arquitecto y coleccionista de arte. A pesar de las difíciles relaciones que mantuvo con él, llegó a reconocer que gracias a la nutrida biblioteca familiar pudo educar su mirada y acceder a la fotografía.

Tras comenzar los estudios en Estados Unidos, viajó por Europa con su familia. A su regreso a Chile en 1951, se aisló durante una temporada y se inició en la meditación. En Norteamérica había comprado una Leica, y comenzó a hacer fotografías al tiempo que frecuentaba asiduamente el animado ambiente artístico de Santiago. En 1954, deseoso de obtener una opinión sobre su trabajo, envió un portfolio al MoMA de Nueva York y Steichen le compró algunas fotografías, lo que le reafirmó en su deseo de ser fotógrafo.

Trabajó como free-lance para la revista brasileña O Cruzeiro, viajó por América del Sur y más tarde recibió una beca del British Council para hacer fotografías en Londres, donde residió durante el invierno de 1958-1959. Con ocasión de este viaje a Europa se hizo realidad su deseo de entrar en Magnum: mostró a Henri Cartier-Bresson su trabajo sobre los niños abandonados de Santiago y fue aceptado en la prestigiosa agencia. Se instaló, pues, en París durante una temporada, lugar desde donde partiría para realizar numerosos reportajes de prensa. Muy pronto comprendió que ese mundo apresurado no era para él y volvió a Chile. Allí culminó su principal trabajo, sobre Valparaíso, junto a Pablo Neruda, antes de volver a la meditación, al yoga y al dibujo. A partir de entonces vivió en un aislamiento voluntario, durante el que mantuvo correspondencia con numerosos amigos, obsesionado con la idea de salvar al planeta de los estragos causados por el hombre. Pasó los últimos treinta años de su vida en Tulahuén, en el norte de Chile.

Esta exposición, comisariada por Agnès Sire, abarca toda la trayectoria de Sergio Larrain, fotógrafo cuya mirada despierta, desligada de toda convención, y cuyo enfoque a la vez social y poético hicieron de él un brillante referente para generaciones posteriores. En  las salas del Centro José Guerrero se distribuye su obra en distintas secciones, con un arco cronológico que va de 1954 a 1977, desde los primeros años de aprendizaje hasta su período Magnum, de las imágenes documentales a aquellas más libres de sus dibujos y los satori. En la planta baja se muestran las series Isla de Chiloé (1954-1963) y Niños abandonados (1955-1963), a la que acompaña el corto Niños del río Mapocho. La primera planta acoge las series tituladas Bolivia, Perú, Buenos Aires, París y Londres (1958-1975). En la segunda planta se exhiben las obras de las series Italia, Valparaíso y Santiago (1959-1977), además de una muestra de los satori y dibujos de su última época y libros, catálogos y revistas que recogen su obra, así como algunos tirajes originales.