Jordi Teixidor
Los límites de la pintura

18 de septiembre  – 29 de noviembre de 2020
CENTRO JOSÉ GUERRERO

Nota de prensa de la exposición «Jordi Teixidor. Los límites de la pintura» inaugurada en el Centro José Guerrero el 18 de septiembre de 2020.

Las salas del Centro José Guerrero inauguran la temporada con una muestra del artista Jordi Teixidor comisariada por Mariano Navarro. La muestra cuenta con algo más de medio centenar de obras del artista, entre lienzos de gran formato y obra sobre papel, procedentes de las colecciones de Banco Sabadell, Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Fundación Juan March, Fundació “La Caixa” y Fundació Suñol, y del propio artista. También se exhibirán una serie de cuadernos de trabajo en los que espectador podrá observar el proceso creativo de Teixidor. Como en otras ocasiones, el Centro mostrará algunas de las obras de José Guerrero, pero en esta ocasión, seleccionadas por el comisario, estarán distribuidas por distintos espacios además de las salas propiamente dichas, en un diálogo de semejanzas o diferencias de la trayectoria de ambos artistas.

Como en las muestras precedentes, los visitantes contarán con una audioguía digital gratuita que completará la visita a la exposición.

JORDI TEIXIDOR (Valencia, 1941) es una de las figuras mayores de la abstracción española, determinante en el proceso de cambio que la pintura experimentó en la década de los años setenta del siglo pasado. Su desarrollo personal, de extrema coherencia, ha deparado algunas de las obras más sólidas e intensas de las décadas de los años ochenta y noventa, y ha conducido, a lo largo de las dos décadas del siglo XXI, a un presente tan vivo como estéticamente vigente.

Su trayectoria profesional, superior al medio siglo de andadura, en sus orígenes lo sitúa próximo a los artistas del Grupo de Cuenca, lo que lo convierte en artista puente con los creadores que emergen en los setenta y primeros ochenta, años estos últimos en los que el pintor reside en Nueva York y toma contacto con el legado de la gran pintura norteamericana y con las vanguardias internacionales.

A la materialidad pictórica, la austera fisicidad, y su contrapunto en la suntuosidad cromática que caracterizan su obra madura, hay que añadir que su trabajo absorbe ingredientes diversificados provenientes de la poesía, de la filosofía o de la música, pero está presidido por el entendimiento de la práctica de la pintura y del sentido del arte desde una posición de responsabilidad ética y civil.

Los límites de la pintura

Esta exposición indaga en una serie de aspectos físicos, temáticos y estructurales definitorios de la idea del arte y de la pintura de Jordi Teixidor. Su título hace referencia a uno de los conceptos más queridos del pintor, el de límite, que él concibe como referencia a la idea, al análisis y a los conceptos, así como a una noción de temporalidad, y una referencia casi física a los límites mentales.

La muestra, que ocupa todas las plantas del Centro José Guerrero, se articula en un Prólogo y tres apartados: «Música y poesía», «A modo de paisaje» y, en diálogo con la obra de José Guerrero, «Negro Guerrero».

El Prólogo nos traslada a la intimidad del taller y a los primeros elementos con los que Teixidor construye sus piezas: los apuntes, bocetos, ensayos y notas técnicas que realiza en sus cuadernos de trabajo. Es una visita al lugar donde se piensa y se hace la obra. Los cuadernos, abiertos por aquellas páginas que guardan relación con algunas de las obras que integran la exposición, permiten al visitante entender mejor la lógica y coherencia de su proceso de realización.

Música y poesía

La planta primera reúne seis obras: La danza I y La danza II (2000), que son una relectura de la obra homónima de Henri Matisse; Siete maneras de mirar una mañana de domingo (2001) y Todo es presagio (2003), que se vinculan a la lectura de sendos poemas de Wallace Stevens y Antonio Gamoneda; y Salomé y Elektra (2004), que hacen referencia a títulos de óperas de Richard Strauss. Puede decirse, pues, que en él abordamos la relación de la pintura de Jordi Teixidor con las artes del pensamiento, con la filosofía, la poesía y la música.

En la sala, el contrapunto al color negro dominante en Todo es presagio, Salomé y Elektra –obras, las tres, con su propio contrapunto interior, en amarillo, tierras suaves o grises– lo ofrecen las siete piezas, también amarillas, pero de una tonalidad diferente, de Siete maneras de mirar una mañana de domingo y, sobre todo, los dos lienzos de La danza, con su rojo poderoso dominante y el baile de un amarillo que aquí es casi dorado.

A modo de paisaje

Hemos titulado A modo de paisaje un conjunto de cinco obras, en las que se incluyen las tres más tempranas de la exposición: Rosa y naranja (1976), Up into the Silence the Green (1980), y S/T (1980-1982), y otras dos realizadas varias décadas mas tarde: S/T (2002), y El sacrificio (2008), que concurren todas en que no responden a ningún modo de representación de la naturaleza, sino sólo, en palabras del propio artista a «la idea de paisaje».

En este capítulo hemos incluido un enérgico dibujo, excepcional en la obra de Teixidor, realizado a lápiz de grafito sobre papel, obra que invita tanto a la contemplación como a la deambulación, cual si el visitante hollase la idea del camino. Up into the Silence the Green presenta algo semejante al grafito. Rosa y naranja es un cuadro mucho más próximo a las tesis de la pintura-pintura y del movimiento Supports-surfaces. Este trío de piezas del artista resume la que fuera su posición ante estas propuestas, una polaridad de acercamiento y distancia voluntaria.

Considera Jordi Teixidor que sus pinturas a partir de los años noventa responden mejor a como él mismo se siente pintor. Las dos obras más recientes, S/T y El sacrificio, atestiguan las razones de ese convencimiento; compuestas por unidades coordinadas, ofrecen distintas variantes con el color negro como predominante y diferentes usos del amarillo, los tierras y el oro. Ambos conjuran con los otros cuadros negros de los pisos inferior y superior un despliegue de las posibilidades de un solo concepto plástico y sus numerosas derivas posibles.

Negro Guerrero

La sala del tercer piso sostiene un diálogo de tres obras de Jordi Teixidor con una pieza mayor de José Guerrero, Intervalos negros (1971), anterior a cualquiera de las pinturas expuestas del artista valenciano. Aquí comparecen dos cuadros realizados en 2004 y 2005 y una obra reciente, concluida en julio del año pasado. Desde los años noventa del siglo XX, Teixidor ha optado por dar preeminencia casi absoluta en su gama cromática al color negro, lo que nos permite establecer un diálogo fecundo con una pintura crucial de José Guerrero.

En los dos cuadros de 2004 y 2005 hay una dominancia del dibujo sobre la fragmentación o parcelación más habitual en las pinturas del artista; dos figuras que constituyen el cuadro y sobre las que no cabe verbalización simbólica o referencial, únicamente plástica y visiva. La obra más reciente, de 2019, compendia el modo de trabajo de Teixidor de los últimos años: por una parte, ha regresado a ciertos motivos volumétricos, que remiten a las primeras obras suyas que conocieron relevancia a finales de los años sesenta del siglo pasado; por otra, ha incorporado todo el conocimiento acumulado sobre la materialidad y fisicidad de la obra, haciendo de cada pieza un acontecimiento para la mirada, que va más allá de esa corporeidad y que asume una angustia semejante a la de sus compañeras de estancia, pero con una estática serenidad que elude cualquier tipo de estridencia.

Es importante distinguir, la diferencia entre el negro de Guerrero, que deriva fundamentalmente de la influencia de Matisse, de los distintos negros de Teixidor: «He procurado –dice– que mis negros sean serenos, alejados de cualquier sentimiento trágico. Que fueran serenamente tristes pero, sobre todo, que fueran y estuvieran vacíos, ampliamente vacíos. Es a partir de entonces cuando puedo empezar a liberarme de la pintura».

Mariano Navarro, comisario de la exposición

 


Exposición de la serie El Cuarto Lúcido
De Vonk (la chispa). Emilio Pemjean

18 de septiembre  – 29 de noviembre de 2020
CENTRO JOSÉ GUERRERO

 

El proyecto se desarrolla a partir de la reconstrucción interpretativa (utilizando maquetas, fotografías, vídeo y sonido) de arquitecturas hoy inexistentes. En la reconstrucción del vestíbulo y la escalera del centro De Vonk (Holanda) se hacen presentes las transformaciones debidas a los distintos usos que se han producido a lo largo del tiempo. Los objetos, los muebles o las personas, ahora ausentes, se aparecen como espectros a través de la memoria o de las huellas casi intangibles que el lugar o su representación conservan.

Emilio Pemjean compagina su trabajo como artista visual con su labor como arquitecto, docente e investigador. En su larga y reconocida trayectoria profesional concibe su trabajo desde un marco interdisciplinar en el que conecta la arquitectura, la pintura, la escultura, el vídeo o la fotografía para reflexionar sobre el tiempo, lo presente y lo ausente, la memoria, lo que ha sido destruido o transformado, los sistemas de representación y especialmente sobre la capacidad de conversión en símbolos de objetos y arquitecturas mediante su reconstrucción manipulada.

 


Exposición
Body as a brick. Mar Reykjavik

18 de septiembre  – 29 de noviembre de 2020
CENTRO JOSÉ GUERRERO
En colaboración con FACBA 2020

Body as a brick es un proyecto de acción y ensayo sobre el viraje de la tradición a la tendencia, que atiende a las lógicas de uso del cuerpo compartidas en ambos estadios: local y global, más concretamente a las acciones que encarnan los llamados ritos y retos. Con motivo de la exposición, el sábado 19 de septiembre de 2020, a las 19 horas, tendrá lugar en el Centro un taller  impartido por la artista, al que asistirán los alumnos que asistieron en febrero a la primera parte de este taller en la Facultad de Bellas Artes.

Mar Reykjavik. Graduada en Bellas Artes por la Universitat Politécnica de València, sus proyectos van ligados al campo de lo audiovisual y la instalación. Trabaja con la imagen y sus posibilidades como resultado de un proceso, normalmente en forma de lm o videoarte, y piensa la imagen o el objeto encontrado como punto de partida para el desarrollo de un nuevo proceso basado en la apropiación.