Exposición

Soledad Sevilla. Variaciones de una línea, 1966-1986

15 de mayo – 27 de septiembre de 2015

Centro José Guerrero

Casa Horno de Oro

 

CENTRO JOSÉ GUERRERO

Calle Oficios, 8

18001 Granada

T +34 958 220109

www.centroguerrero.es

Horario

De martes a sábado y festivos:

de 10:30 a 14:00 h y de 16:30 a 21:00 h

Domingos: de 10:30 a 14:00 h

Lunes cerrado

 

CASA MORISCA HORNO DE ORO

Calle Horno de Oro, 14

18010 Granada

T+34 958 027971

www.alhambra-patronato.es

www.dobladeoro.es

 

Horario

De lunes a domingo:

de 10:00 a 20:00 h

Organizan: Centro José Guerrero de la Diputación de Granada y Patronato de la Alhambra y Generalife

Colabora: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

Comisaria: Yolanda Romero

 

Más información

www.centroguerrero.org
www.alhambra-patronato.es

José Guerrero siempre estuvo muy atento a la evolución de la joven pintura española. Seguía con interés las trayectorias de los artistas con quienes compartía más afinidades, y mantenía la curiosidad por las de otros acaso más alejados, pero interesantes. Entre los nombres que pronto llamaron su atención está el de Soledad Sevilla, por la que siempre manifestó entusiasmo, y cuyas exploraciones a partir de la abstracción geométrica entendía como un ejemplo de rigor no reñido con la más acusada sensibilidad plástica.

Esta exposición, organizada y producida por el Centro José Guerrero de la Diputación de Granada y el Patronato de la Alhambra y Generalife, y con la colaboración del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, revisa monográficamente la primera obra de Soledad Sevilla, de finales de los sesenta a principios de los ochenta: desde sus inicios hasta el cruce de polaridades que progresivamente irían ganando terreno en su trabajo, del rigor del método a la improvisación, las luces y las sombras, el día y la noche, etc. El recorrido incluye obras nunca vistas, pertenecientes a la colección de la artista, junto con obras procedentes de colecciones privadas y de museos nacionales, y se ha planificado en dos espacios complementarios: la Casa Horno de Oro y las salas del Centro José Guerrero.

Componen la muestra más de cien obras, entre dibujos, pinturas y una instalación. En la planta baja del Centro José Guerrero se exhibirán ochenta y un dibujos pertenecientes a la primera etapa, más geométrica, comprendida entre los años 1966 a 1982. La primera planta mostrará ocho pinturas correspondientes a la serie Las meninas, junto con tres pinturas previas a la serie, realizadas entre los años 1981 a 1983. La segunda planta del Centro acogerá diez obras de la serie La Alhambra, pintadas entre 1984 y 1986. La muestra se completa con una instalación compuesta por acero, madera e hilos de cobre, montada en el patio de la Casa Morisca Horno de Oro. Constituye una versión del ciclo La que recita la poesía es ella, que se va adaptando a cada espacio en el que se desarrolla y del que toma su nombre; en esta ocasión se titula Casa de oro.

 

SÍNTESIS DE LA EXPOSICIÓN

Soledad Sevilla (Valencia, 1944) vuelve a Granada con una exposición monográfica que estudia las primeras dos décadas de su producción, centrada en las sucesivas exploraciones del espacio a través de la geometría, desde su representación gráfica en los dos planos —primero sobre papel y luego en tela— hasta la ocupación del espacio real. En conjunto, la muestra presenta un recorrido coherente y riguroso que va sumando temas según avanza, incorporando a la indagación sobre el espacio la reflexión plástica sobre la luz, la transparencia, la poesía, urdiendo tramas cada vez más complejas, añadiendo capas de sentido que, paradójicamente, hacen que la obra generada gane en levedad. Progresivamente, se va sintiendo la necesidad de hacer realidad la experiencia sugerida de entrar en las atmósferas que crean las pinturas, por lo que la artista da el paso, siempre en paralelo a su obra pictórica, a la instalación. Desde la posición franca, valiente, pero respetuosa hacia la tradición que caracteriza la mejor modernidad, Soledad Sevilla, como algunos otros artistas de su generación, después de volcarse en los valores formales de la pintura va más allá de ellos mediante sutilísimas y sugerentes apropiaciones del espacio físico. Una instalación es una alteración del espacio, un dominio generalmente temporal sobre él, una ocupación que implica la expansión definitiva de los límites bidimensionales del cuadro y de los volúmenes de la escultura tradicional.

La muestra se despliega en dos edificios. En el Centro José Guerrero se ofrece el relato que traza la trayectoria de Soledad Sevilla desde los primeros estudios y variaciones sobre papel, en el contexto de la abstracción geométrica y el arte concreto y normativo (fue muy importante su participación en el Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid) hasta dos de sus series pictóricas más emblemáticas: Las meninas y La Alhambra. En la Casa Horno de Oro se alberga la instalación Casa de oro, producida especialmente para la ocasión con el lenguaje de la época, aplicado en una obra que, además, es una invitación a gozar de nuestro rico patrimonio y a leerlo con herramientas y claves actuales, en una amena conversación que es una constante en las preocupaciones de Sevilla.

 

Dibujos

La planta baja del Centro Guerrero permite asomarse a un conjunto de series de dibujos que van de 1966 a 1980. Varios de estos trabajos se presentan en primicia, pues la artista no las concebía como obras acabadas sino como estudios, investigaciones sobre los conceptos de color y ritmo a través del uso de módulos y redes geométricas, y de juegos de rotación y traslación. Durante esos años, se observa una tendencia a la pureza sustancial de líneas que se recrean en estructuras en las que elude implicar su subjetividad, mediante el abandono radical de lo orgánico, para ofrecer un resultado no emocional. Prescinde del tema y fija su atención en las propiedades de las líneas y en las relaciones, a veces complejas, que se establecen entre estas y el fondo. Pero el arte está sujeto a la apreciación de miradas ajenas, de ahí que, con independencia de su carácter y de las intenciones del autor, el observador puede llegar a experimentar una suerte de reacción sentimental provocada por la contemplación. La reiteración, la repetición de un motivo caracteriza estas series, una repetición que podría prolongarse indefinidamente, más allá de la superficie de la obra, que se convierte de este modo en un fragmento con vocación de totalidad, en la medida en que permite a nuestra imaginación evocar la idea de infinito.

Las meninas

En la primera planta se sitúan Las meninas, una reinterpretación de la obra de Velázquez que utiliza la superposición de tramas con diferentes ritmos para sugerir, desde un estilo propio, un nuevo espacio desligado de la materialidad del famoso cuadro. Tras un minucioso proceso de elaboración, Soledad Sevilla insiste en la eliminación de todo motivo orgánico y ofrece nuevas interpretaciones dotadas de una armónica vibración. A través de los intersticios y el color de las tramas podemos adivinar el asunto, el interior de una habitación, de esa habitación. Se trata de una nueva evocación del desbordamiento de los límites que fija el objeto material dado a nuestra percepción, pero que impulsa a nuestra imaginación a continuar, como también nos propuso Velázquez, más allá del marco.

La Alhambra

La segunda planta muestra una amplia colección de obras de la serie La Alhambra. Todas ellas desbordan los límites de la representación convencional para detenerse en los efectos de las sombras y los reflejos. Los lazos de la artista con Granada, y su relación continuada con el conjunto monumental, se estrecharon a comienzos de los años 80, cuando se alojó durante un tiempo en la residencia del carmen de la Fundación Rodríguez-Acosta. A partir de entonces pudo aplicar, con todo cuidado y rigor, sus avances lingüísticos a la recreación de los ámbitos más memorables de la Alhambra. Incluso sus registros más abstractos son siempre ricos en significación. Y esta serie lo demuestra con una claridad deslumbrante. Los reflejos de la arquitectura en el agua de la alberca del Patio de los Arrayanes, las secuencias columnadas del Patio de los Leones o las puertas del Cuarto Dorado se metamorfosean en pinturas, que se convierten a su vez en evocaciones de experiencias intensamente vividas por la artista en su contacto frecuente con el monumento nazarí. Si la perspectiva es una ilusión, el sistema creado por la artista es una doble ilusión, un juego visual que exige a los ojos del espectador completar los datos, reclamando un ejercicio activo que produce singulares experiencias estéticas. Es lo que ocurre con estas pinturas: las redes, las mallas de color, desvelan para la mirada códigos semiocultos, formas esenciales que emergen integradas y generan la imagen reconocible.

Casa de Oro

Casa de oro, el título de la instalación que completa la muestra, se refiere al lugar donde se ubica: una extraordinaria casa del bajo Albaicín cuyo patio se transforma gracias al despliegue de una serie de planos paralelos formados por hilos de cobre que se tensan en vertical desde lo alto, como tendidos al sol, y ocupan  el patio de  efectos ópticos que revelan la materialidad cambiante de la luz y del espacio.  Al mismo tiempo, un plano de un negro charolado contiene un trampantojo de la alberca que oculta, sugiere el espejo brillante de un agua oscura que devuelve las imágenes de cuanto en ella se proyecta y que se modifican según el punto de vista del observador.

 

SOBRE LA ARTISTA

Soledad Sevilla nace en Valencia en 1944.

Estudia en la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi en Barcelona entre 1960 y 1965.

Participa entre 1969 y 1971 en el Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas del Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid. En los años 70 su obra pictórica utilizará la geometría como una base normativa.

 

Colección de la artista

Entre 1980 y 1982 reside en Boston mientras cursa estudios en la Universidad de Harvard, época en la que comienza a trabajar en la serie Las meninas, aplicando una estructura básica en forma de retícula para reinterpretar los espacios y las atmósferas del cuadro de Velázquez.

A su vuelta a España crea diversas instalaciones ambientales, todas ellas con un marcado pero sutil carácter pictórico, que plantean una profunda renovación plástica; como en Leche y sangre (1986), en que las paredes de la galería, cubiertas de claveles rojos, aparecen blancas una vez que se marchitan las flores.

Colección Ayuntamiento de Granada

 

La siguiente serie pictórica, titulada La Alhambra (1984-1985) constituye un trabajo de reinterpretación del palacio nazarí. En este caso hay un uso del color más medido, aunque la retícula es también una base de referencia. Como cierre de este proyecto realiza en 1987 la instalación Fons et origo, que propone recrear el ambiente nocturno de los reflejos sobre el estanque de uno de los patios de la Alhambra.

Colección Artística del Patronato de la Alhambra y Generalife

En sus sucesivas instalaciones y series pictóricas la luz se convierte en el elemento central. En 1992 el castillo de Vélez Blanco (Almería) acoge la instalación Mayo 1904-1992, una proyección sobre los muros desnudos del patio que permite visualizar nuevamente el pórtico renacentista, actualmente instalado en el Metropolitan Museum de Nueva York. En otras instalaciones creadas entre 1987 y 1995 (Soledad Granada, Toda la torre, La hora de la siesta, Sería la del alba, Somni recobrat, La habitación de la lluvia) utiliza hilo de cobre y de algodón con el que, mediante una apropiada iluminación, recrea el efecto de haces de luz. En la obra En Granada la que recita la poesía es ella (esta pieza cobra el nombre del lugar donde se instala) hace descender lentamente gotas de agua por los hilos de cobre.

En 1993 recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas.

 

Sus instalaciones mantienen una estrecha relación con sus series pictóricas. Hacia finales de los años 90 la retícula desparece, pero permanece una cierta idea geométrica, de muro y de espacio, a través de lo vegetal, de las formas de las hojas (como las instalaciones Te llamaré Hoja y Te regalo un bosque, 2005 y 2006), que evoca sutilmente a Granada, una ciudad con la que Soledad Sevilla ha estado muy vinculada a través de sus clases en la Universidad.

Se le concede en 2007 la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Sus trabajos más recientes han abordado la forma de la ventana como espacio pictórico y también las texturas de superficies de madera y de metal. La serie sobre Los apóstoles de Rubens (2006-2007) y El retablo (2012) son dos trabajos de grandes dimensiones en los que se muestra ese tratamiento de las texturas de madera.

Escrito en los cuerpos celestes, instalación producida por el Museo Reina Sofía en 2012 en el Palacio de Cristal del Retiro madrileño, reproduce interiormente su arquitectura, al tiempo que recrea la bóveda celeste.

En 2013 inauguró la temporada de la galería MAS R elaborando trabajos en tres dimensiones con materiales efímeros que después reproduce en metal. Se podría decir de su obra actual que recrea una geometría blanda, manteniendo una constante en su trabajo: se repite una unidad y, por acumulación, esta desaparece para crear planos más extensos.

En 2014 recibe el premio Arte y Mecenazgo, como reconocimiento a la excelencia de su obra, los logros en su trayectoria y la implicación en la construcción de su carrera. Su obra representa una significativa contribución al desarrollo del arte contemporáneo y la sitúa como referente en el mundo artístico.

 

SOLICITUD DE MATERIAL GRÁFICO

Existe un CD con textos y fotos de la exposición, en diferentes formatos, disponible para los medios.

Si desea recibir documentación adicional, rellene y envíe este formulario por correo electrónico, fax o correo postal a:

Centro José Guerrero/Departamento de Artes Plásticas

Tel. +34 958 247375

Fax +34 958 247385

paco.baena@dipgra.es

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