La inauguración del Centro José Guerrero en Granada encarnó simbólicamente la vuelta definitiva del pintor a su ciudad natal casi sesenta años después de que partiera. Su afán por conocer la modernidad y participar de ella lo hizo viajar hasta recalar en Nueva York, donde mantuvo una estrecha relación con las galerías y los artistas más representativos de la abstracción americana, en la que llegó a ocupar un lugar privilegiado. Una parte muy importante de su colección particular, que abarca desde los años de su formación académica en Madrid hasta las últimas obras de plenitud en 1990, constituye los fondos de este Centro y es el objeto del presente catálogo.